martes, 7 de junio de 2011

2. Radical transformación

Xochimilco y su región lacustre han sufrido uno de los procesos de transformación más radicales en la historia de la urbanización mundial. Hasta hace menos de 500 años, había ahí dos enormes lagos de 350 kilómetros cuadrados, y a sus orillas, 180 kilómetros cuadrados de chinampas y 750 kilómetros de canales y apantles; en la actualidad sólo quedan 25 kilómetros cuadrados de chinampas y 170 kilómetros de canales, patrimonio lacustre único en el mundo. Aun así, la última etapa de ese largo proceso de transformación está por comenzar ahora, a principios del siglo XXI, cuando todavía hay problemas fundamentales que, de no resolverse, conducirán, sin duda, a la desaparición de los últimos vestigios lacustres de la cuenca de México.3
Las transformaciones más visibles que ha sufrido Xochimilco comenzaron en la primera década del siglo XX, con las obras de captación del agua, principalmente subterránea, conducidas por un acueducto a la ciudad de México. Pero años antes habían desaparecido los lagos de Xochimilco y Chalco, propósito imperial del virreinato y conseguido, por fin, en las últimas décadas del siglo XIX con las obras del gran Canal del Desagüe -hermano gemelo del acueducto de Xochimilco- aprobado por Maximiliano en 1866 e inaugurado por Porfirio Díaz el 17 de marzo de 1900; esta fue una primera etapa colonial gobernada con una profunda incomprensión y desprecio hacia el agua y su cultura.3
La construcción del acueducto porfirista, aún en funcionamiento, representó en la historia del abastecimiento del agua para la ciudad, un acto más de centralismo político y la apropiación forzada de recursos naturales circundantes a la ciudad; le seguirían, durante la segunda mitad del siglo XX, las cuencas de Lerma y Cutzamala, territorios agrícolas de los indígenas mazahuas hoy en pie de lucha con un recién creado ejército de mujeres zapatistas, y el proyecto para traer el agua del río Temascaltepec, afortunadamente suspendido por las protestas de los pobladores de la región. La historia de las negociaciones y las resistencias de las comunidades agrarias, a la postre vencidas por gobiernos representantes del interés público, de la ciudad por supuesto, resulta indispensable para conocer, o por lo menos prever, como serán resueltos los futuros conflictos en las cuencas de Tecolutla, Oriental Libres y Amacuzac, hacia donde se encaminan los nuevos abastecimientos de agua para una ciudad de 40 millones de habitantes.3





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